NUESTRA DECISIÓN: NUESTRO DESTINO- Alejandra Bergues- 9no. "A"


-Nunca antes habías sentido vacío?

-¿Vacío, dónde?

-Un vacío, como una pieza que falta para completar el rompecabezas del corazón. La parte sin sentido o que alguna vez lo tuvo, pero ahora está ausente y que espera ser llenada.

Siempre he querido aprender a volar, sin temer a poder caer; siempre he querido poder amar, sin temer la traición; siempre he querido soñar, sin temer a despertar o a lo que pueda pasar luego.

Quise tantas cosas en mi vida que aprendí a renunciar a muchas de ellas por amor a Jesús, que vive en mí. Para no lastimarme, muchas veces, hasta a mí misma. Yo me puedo dañar, pero he allí la libertad, eso yo lo decido; pero existen los impulsos, así como también existe el autocontrol.

Cuanto más conozco al hombre, menos lo quiero. Yo quiero dejar. Cada vez conozco un defecto más, negatividad. Es por ello que muchas veces prefiero cerrar los ojos y hacer oídos sordos. Es todo por la misma razón: para no despertar asombrada con el llanto asombrada de ver la realidad, esa realidad cruel que me hace tanto daño, que me causa tanto dolor; siendo el instrumento causante de mis desgracias: el hombre. El hombre, el ser humano, yo misma soy uno de ellos, mi misma raza, mi misma especie, mi reflejo… yo soy mi propia pesadilla si así lo elijo.

Pero además de los defectos del hombre también están sus bondades, como los sentimientos de satisfacción de autorrealización… ¿o no? Eso también depende de nosotros mismos. Si nos encontramos en una situación determinada, nosotros decidimos llamarla buena o mala, según elijamos ver el lado bueno o el malo.

La vida tiene sus vueltas, sus mañas para resolverla; pero al fin y al cabo:

- ¿Quién lo decide, y a manos de quién está el cambio?

- Todo depende de nosotros mismos.

Y ahora... mi unicornio azul se me perdió; no sé si se me fue o si se extravió, las flores que dejó no me han querido hablar. Mi unicornio azul se me perdió, puede parecer una obsesión, pero yo no tengo más que un unicornio azul, y aunque tuviera dos yo solo quiero aquel. Mi unicornio azul se me ha perdido ayer… se fue.*

Mi unicornio azul es el ser humano, el cuerpo. Y su rastreadora es su alma; que puede elegir llenar o vaciar los espacios del corazón. Nosotros lo elegimos.

¿Pero cómo encontrar mi unicornio azul?, ¿acaso nunca has vivido el hecho de no hallarte a ti misma, de estar fuera de ti? Es cuando nada encaja: yo, cuerpo, estoy en un lugar; y yo, alma, estoy en otro; ambos al mismo tiempo.

Esta es la historia del unicornio azul, que me cuenta como dejé mi cuerpo en un lugar, y con mi alma, me trasporté a otro. En ese momento, mi cuerpo sintió un vacío y entonces regresé, y una vez más, volvimos a juntarnos.

La solución es hallarse a sí mismo.

La dificultad es el medio a través del cual decidimos hacerlo (cuerpo o alma).

Pero sobre todo predomina siempre el alma, que a pesar de que el cuerpo reclama su presencia, es ella la que vuelve o deja de volver por su cuenta al cuerpo que la aprisiona, pero siempre que encuentra la salida una vez más, pasa por ella. Y es a partir de esa decisión por la que se marca nuestro camino: el norte o el sur; el cielo o la tierra…

Alejandra Bergues


*Fragmento de la canción "Mi Unicornio Azul, de Silvio Rodríguez"