DECIDE- Lupe Vera- 2do. Administración

Solo escucha lo que tengo para decir y no me interrumpas:

No hay hombre que se me plante como tú, que se imponga y logre hacerme retroceder, que sepa decirme que no, como lo haces tú y me haga aceptar la derrota.

Nunca pare hasta conseguir lo que quise, pero contigo me tuve que conformar con lo que podía conseguir, tuve que aprender a ceder, a negociar. Contigo no funcionan mis estrategias, mis habilidades ni mis escudos, no puedo decirte que hacer.

No eres más que un hombre rustico, fuerte, prepotente, vanidoso, solitario y decidido, un arquetipo poco conocido, un hombre a quien nadie le hace sombra, que no necesita la aprobación de nadie, solo su convicción. Un hombre frío y seguro de si mismo.

Aquel que logro ingresar en mi cabeza y no salió hasta llegar a mi corazón, fuiste mi gran desafío, a quien intente cambiar y fracasé, y me pone extremadamente feliz haber fracasado, porque seria un sacrilegio privar a la sociedad de un hombre como tú.

Me enseñaste que no necesito a nadie que me sirva, sino quien se me ponga en frente y me haga pensar, no quien me de lo que quiero, sino quien me de lo que realmente necesito, quien me baje a la realidad y me una con el mundo, que explote la burbuja y me muestre la verdad.

No necesito un adonis que se vea bonito a lado mío, cuyo poder de atracción disminuya a niveles ínfimos cada vez que hable. Necesito a una persona con pasión, corazón, ideas claras y concisas, con visión y personalidad, alguien hecho y derecho. Ese alguien eres tú.

En este tiempo juntos lograste posicionarte de una manera tan estratégica y perfecta en mi vida, que me he llevado la sorpresa que capturaste mi corazón y lo tienes contigo. ¡Nunca antes había sentido esto!

Pero no soy nadie para retenerte, si ya no lo deseas. Tienes dos opciones te quedas o te vas. No hay otra ni tercera opción, no quiero juegos ni rodeos. Piensa bien lo que harás, que no doy segundas oportunidades. Y no tratare como prioridad a quien me trate como opción, no acepto ser una más, una de aquellas, no soy una “querida”, lo quiero todo o no quiero nada. Conmigo no juegas.

Ya eres conciente de lo que te puedo dar y lo que no te daré, sabes lo que siento y se lo que sientes, ahora decide…

Te quedas conmigo y seguimos como siempre, tan felices como podemos.

O puedes irte con ella, quien ambos sabemos no tiene más que eco en la cabeza, alcohol en el alma y nicotina en el organismo, propietaria de un kilometraje digno de un maratonista reconocido.

Te puedes ir, ve sacia tu deseo, gasta tu energía almacenada, ella te dará lo que tanto deseas, como se lo dio a cualquier hombre común y corriente que ha pasado por su vasta experiencia, ve con quien serás uno más de tantos otros en su amplio haber.

¿Qué esperas? ¿Qué te detiene? No pensaras que soy yo ¿verdad?

No, no me mires así, como si estuviese hablando sin fundamento, sabemos que es verdad, hace tiempo que te busca, y envidia mi lugar, y no es envidia sana, le encantaría ocuparlo. Lo único que se lo impide es tu honor, ya que nunca estarías con ella mientras sigas conmigo. Por ello te busca, te busca e intenta seducirte, hasta sacarme de mis cabales y así lograr que discutamos.

Lastima que la inteligencia y el decoro no se compran, o yo misma se los regalaría…

Vamos sigue tu instinto como cualquier otro homínido subdesarrollado. Hazle caso a tu naturaleza, ya que últimamente no usas tu inteligencia. Toma una postura.

Decide entre el amor, o lo que sea que pueda darte ella.

Solo recuerda que si te vas, no fui yo quien te dio de baja sino tú quien optó por marcharse, dejando el amor de lado…


Guadalupe Vera