HECHA ESTRELLA- María Belén Moreno Negrete- 3ro. Informática

Con que honor fuiste enviado a la faz de la tierra por Dios nuestro Señor, con que enternecido beso fue coronada tu platinada sien, cuando tu misión se te fue dada, con que bravura exclamaste cual caballero cruzado Ecce Venio! Y de tu propia cosecha, de tu propia alma se vio surgir, expandir y florecer un nuevo astro en el firmamento, en tu firmamento, en nuestro firmamento.

La gloriosa historia comienza siglos atrás con el primer milagro de la virgen blanca, “las zarzas encendidas” En donde la dama sagrada hizo su aparición, con una llama que no quemaba, la llama de la fe, desde entonces fue llamada ella “María de la estrella”. Tiempo después vino a la tierra un hombre, un Reverendo Padre de la orden de la Virgen, un caballero de batalla, la cruz en una mano y la pluma en la otra, y juntos, conformaron una unidad, María y Alonso, Unidos en albiceleste causa iniciaron una nueva historia, juntos.

Con tu legendario Ecce Venio, Aquí estoy, propio de tu carismático origen, surgió de lo más profundo de tu ser el, en nuestro corazón eternamente lacrado: Adelante siempre adelante, hasta alcanzar la estrella, y así se dio la alianza, tú, con la fuerza de tu corazón y tu voluntad caminaste nuestros pasillos y forjaste nuestra esencia, María del bello ramo, en un acto de sublimidad desmedida, se encendió, e ignitó con la fuerza de mil soles para subir al firmamento y desde allí guiar la común causa.

Lo dijiste tú de tan sublime manera:

Una estrella entre todas sol estrella

Vivero de la luz en surtidores

Que se derraman sobe el mundo encienden

Nuevos arpegios en sus resplandores

Cuánto tiempo pensamos que nuestro final era un inerte astro, lejano e inalcanzable... cuantos pasos creímos correctos hacia una meta tan efímera como una estrella, y todo el tiempo eras tú, la Señora de la Estrella era el resplandor de tu mirar el que velaba nuestro sueño, no luchábamos por lo imposible, defendíamos tu belleza, tu pureza, tu infinito amor, era esa fuerza la que nos movía.

La luminosa y el misionero, ahora y para siempre fundidos en uno en el perfecto amor de Dios, en la lucha por común causa, tu lo comprendiste, descubriste como llegar a las estrellas, y Dios sabe que no lo quisiste solo para ti! Con que amor tomaste nuestras manos y apuntaste al cielo con ellas diciendo -“ahí esta”, -“Padre Alonso, que hermosa es! Como podremos nosotros, alcanzar tan alto lucero?” Y tú como tantas otras veces, respondiste con una de tus más bellas poesías:

Madura en tus estudios,

Madura en tus afectos,

En el quehacer del ciudadano,

En el amor de Dios.

Nos alentabas “Tu puedes más, mucho más todavía!” acá estamos noble maestro los una vez y para siempre llamados “los de la torre” tus jóvenes, tus adultos, frutos de tu cosecha, Ecce venio los que en común promesa caminamos, ya no hacia la conquista de un astro, lejano y frío, sino hacia los brazos de la madre, de una tierra santa prometida por tu incansable misión.

César Alonso de las Heras tú nos juntaste hace 100 años bajo un mismo estandarte, nos inculcaste la fogosa lucha del embajador de las artes, nos prometiste el Paraguay, por medio de la cultura, nos enseñaste a luchar con plumas en nuestras manos, hace 6 años te uniste a María para seguir guiándonos, ESTE ES TU LEGADO Padre, vive en todos nosotros, en cada letra que besa el papel, estás tú, y como que la vemos, al final del camino, la sentimos en todo nuestro ser, un fulgurante astro, un sueño hecho realidad, una madre amorosa, es ella, tal y como la describiste... María Estrella.

Salve Alonso! que tu academia arde aún, hoy como nunca!

Salve María Estrella! Que acá estamos, los de la torre, cada vez más cerca de besarte!

Salve Academia! Que en las vísperas de tu centenario ya se vislumbran los áureos laureles!


María Belén Moreno Negrete